viernes, 5 de febrero de 2016

GESTIONANDO LA JUBILACIÓN

Después de jubilarme, fui hasta la Seguridad Social para tramitar los papeles de mi jubilación.
Como la funcionaria que me atendió solicitó mi carné de identidad para verificar mi edad, busqué por todos los bolsillos y me di cuenta que lo había dejado olvidado en casa.
La funcionaria: Lo lamento, debería de ir a buscarlo a casa y volver más tarde, pero no hace falta, "desabotónese la camisa".
Me desabotoné la camisa, dejando a la vista mis vellos plateados.
La funcionaria: Esos vellos plateados de su pecho son prueba suficiente para mí.
Y procesó mi jubilación.
Cuando llegué a casa, conté a mi mujer, entusiasmado lo que me ocurrió y me dijo: Vaya, ¿y por qué no te bajaste los pantalones? Podrías haber conseguido una invalidez permanente también.
Y, entonces, la pelea comenzó...


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