En un pueblo de Ávila, en la
homilía del domingo el cura terminó diciendo: El próximo
domingo voy a predicar acerca de las mentiras y mentirosos. Quiero que todos
vengan preparados habiendo leído el capítulo 17 de San Marcos del Nuevo Testamento.
El domingo llegó y el cura en
el púlpito: Ahora, todos los que hicieron lo que les pedí
de leer el capítulo 17 de San Marcos que levanten la mano.
Casi todos los feligreses
levantaron la mano. Entonces el cura dijo: A Vds.
son a los que quiero hablar hoy en el sermón, porque el capítulo 17 de San
Marcos no existe.
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