Un monje va a
comprar un loro a una pajarería: Buenas, quería comprar un loro. Pero quiero que esté bien
educado. Nada de palabrotas, que es para el monasterio.
No se preocupe, tengo el loro que
usted necesita. Fíjese, fíjese que bonito es, y si le tira de la pata derecha
le reza el Padrenuestro, mire, mire...
Efectivamente, al
tirarle de la patita derecha al loro, éste se pone a recitar el Padrenuestro.
Eso está muy bien, pero verá, lo que
realmente quiero es que no diga groserías.
No se preocupe, ya le digo que es un
loro muy religioso, imagínese, si le tira de la patita izquierda se pone a
cantar misa en latín.
Y efectivamente, al tirarle
de la patita izquierda el loro se pone a cantar misa en latín.
Qué maravilla, que maravilla. Bueno,
pues si no dice palabrotas me lo llevo.
El monje se lleva el
loro al monasterio y reúne al resto de los hermanos y: Mirad, he comprado este
loro para que nos haga compañía. Es una maravilla, aparte de no decir
palabrotas, si le tiramos de la patita derecha, reza el Padrenuestro. Pero eso
no es nada, porque si le tiramos de la patita izquierda canta misa en latín.
Al fondo del grupo
de monjes se oye una voz: ¿Y si le tiramos de las dos patitas a la vez, que pasa?
Contesta el loro: MIERDA, PUES QUE
ME CAIGO DE LA PUTA PERCHA Y ME OSTIO CONTRA EL JODIDO SUELO, PEDAZO DE
GILIPOLLAS.
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