Un pintor de Lepe llega al chalet de un ricachón de
Sotogrande y: ¿Tiene algo para arreglar o reparar, pues
necesito algo de dinero?
¿Cuánto me cobra
por pintar el porche?
¿Qué le parece 100
euros?
De acuerdo, tenga
la pintura, la escalera, los pinceles, el disolvente…
Al rato su esposa le comenta: ¿Sabrá
ese hombre que tiene que pintar el techo también? ¿Por qué no vas a ver cómo lo
está haciendo? Mira que es de Lepe y hacen muchos chistes sobre ellos.
El marido no le presta atención. Al rato suena el timbre
de la puerta. Es el lepero, que dice: Terminé el trabajo y
limpié los pinceles. Como me sobró pintura le di dos manos al porche y guardé
todo en el garaje.
Oiga, ¿habrá
pintado también el techo?
¡Por supuesto!
¿Acaso cree que por ser lepero soy tonto?
El señor, sorprendido, saca dinero del bolsillo y le paga
lo convenido con 10 euros de propina.
El lepero se lo agradece y ya retirándose, se vuelve y
dice: ¡Ah! Y por cierto, no es un porche, es un toyota.
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