Al hijo de un militar le
toca hacer la mili en paracaidismo. Cuando vuelve a casa, su padre le recibe
calurosamente: Cuéntame,
hijo, ¿qué tal tu primer salto?
Bueno, pues estábamos a 4.000 metros de
altura, y me dio tanta impresión que no me atrevía; pero allí estaba el
sargento, para ayudarme.
Vaya, ¿qué te dijo?
Que si no saltaba me daría por detrás.
Así es, como tiene que ser un sargento, duro
pero amistoso, estando donde hace falta cuando hace falta. ¿Y saltaste, no?
Bueno, al principio un poco.
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