En
Italia hay crisis y el sector de la avicultura está arruinándose, así que un
día un representante de las granjas de pollos va a ver al Papa y le dice: Santidad, mire,
estamos dispuestos a hacer un donativo a la Iglesia de un millón de dólares si
cambia la Biblia, y donde dice "el pan nuestro de cada día" ponen
"el pollo nuestro de cada día".
No es posible.
Bueno, diez millones.
No es posible. No
podemos manipular la palabra de Dios.
Cien millones.
De acuerdo.
Unos
días después, el Papa se reúne con el Consejo General del Vaticano y: Tengo una noticia
buena y otra mala. La buena es que hemos ganado cien millones de dólares. La
mala es que hemos perdido nuestro contrato con el gremio de panaderos.
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