Un hombre tenía entrada para la
final de copa entre el Madrid y el Barcelona de fútbol.
Cuando se va a sentar, al
empezar el partido, pregunta a otro señor: ¿Está ocupado ese
asiento que está junto a Vd.?
No, está
desocupado.
Es
increíble que no haya venido su dueño. ¿Quién, en su sano juicio, tiene un
asiento como éste, para el mayor acontecimiento del mundo, y no lo usa?
Bueno,
en realidad el asiento es mío. Lo compré hace tiempo. Se supone que mi esposa
me iba a acompañar, pero falleció. Ésta es la primera final en la que no vamos
a estar juntos desde que nos casamos en 1972.
Oh, qué
pena me da oír eso. Es terrible, pero, aun así, ¿no pudo encontrar a alguien
más, no sé, un amigo, o pariente, o incluso un vecino, para que usara el
asiento?
Pues no.
Todos están en el entierro.
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