Pues, yo también tuve una infancia difícil.
Imagínate, mi padre tenía 200 vacas, y con mis dos hermanos teníamos que
ordeñarlas todos los días.
¡Dios mío! ¡Qué salvajada!
Sí, ya ves. Siempre estaba discutiendo
con mis hermanos y con mi padre sobre el dichoso problema de las vacas.
¿Y al final que hicisteis?
Mi padre fue muy listo y compro otras
cien vacas.
Pero, ¿y eso fue una solución?
Claro, hasta el más tonto sabe dividir 300
vacas entre 3 hermanos.
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