Manolo tenía problemas con el ano. Pedo tras pedo
todo el día.
Fue a ver a un doctor especialista en trasplantes
de anos y el doctor le dijo: Sólo me queda un ano
en el maletín pero es de un maricón.
A Manolo no le importó, sólo quería deshacerse
del suyo y se lo trasplantó.
Al cabo de seis meses fue a revisión y el doctor:
¿Cómo le ha ido con el ano nuevo?
De maravillas, ya no me tiro pedos,
pero cuando me tomo unos tragos de más, me corro cada juerga, empiezo a recibir
y a recibir y a recibir..., pero no me importa, como el ano no es mío...
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