(1)
Un muchacho llega a una tienda
deportiva y le pide al vendedor que le enseñe la mejor mira telescópica que
tenga para su rifle.
Esta es
la mejor del mercado. Tanto, que si miras hacia la cima de aquella montaña podrás
ver en mi casa el nombre del perro en la caseta.
El muchacho enfila la cima con
la mira y empieza a reír.
¿De qué
te ríes?
Es que
estoy viendo en el jardín a un hombre en bolas corriendo detrás de una mujer en
bolas.
El vendedor toma la mira, la
enfila para su casa y empieza a enrojecer y echar humo por las orejas. Toma dos
balas y se las da al muchacho diciéndole: Vamos a hacer un trato. Te doy estas dos balas y, si aciertas con una en la cabeza de
mi mujer y con otra en las bolas del hombre, te regalo la mira telescópica.
El muchacho toma el rifle, la
mira y las balas, pone el ojo en la mira y apunta el rifle hacia la casa. Después
de un momento de indecisión le dice al vendedor: Creo que
puedo hacerlo de un solo tiro.
(2)
Cuando el marido se entera de que
su mujer le está poniendo los cuernos con el cartero, decide vengarse.
Un amigo le sugiere contratar un
asesino a sueldo que cobra 5.000 € por disparo, con una puntería fabulosa, de forma
que se puede vengar sin tener que matarles.
Al marido la idea le parece de
perlas, y le contrata.
Un día se quedan los dos
apostados en el tejado de la casa de enfrente y se ponen a esperar. El marido
le pregunta al francotirador, que observa por la mira telescópica: ¿Qué hace ella?
Se ha
tumbado en la cama desnuda.
Quiero
que luego la pegues un tiro en la boca y que se la destroces.
Bueno,
pero te costará 5.000 €.
¿Qué está
pasando ahora?
El
cartero acaba de entrar y se van al dormitorio. Se está desnudando.
¡Qué
cabrón! Quiero que lo capes de un disparo.
Bueno, eso
te costará otros 5.000 €.
Vale,
serán 10.000 € en total.
Como en unos instantes el
francotirador no hace nada, el marido, que no puede ver nada, se impacienta y: Oye, ¿qué está pasando?
Espera,
que te vas a ahorrar 5.000 €.
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