Un señor va al hospital a curarse una uña que se le
ha clavado en el dedo gordo del pie.
Se cabrea mucho cuando una enfermera se lo lleva a
un vestidor y le dice: Póngase una bata del hospital.
Pero,
esto es absurdo. Si es sólo la uña.
Ya,
pero son las normas del hospital.
Pues,
me niego.
Y una voz desde el vestidor de al lado dice: Póngasela, no le
va a servir de nada protestar. Fíjese, yo llevo bata ya, y venía sólo a leer el
contador del gas.
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