Fidel Castro muy enojado y preocupado llama a Juan
Reinaldo, su jefe de seguridad.
¿Qué
le pasa mi Comandante?
Mañana
se va el Papa de Cuba y todo el mundo tiene puestos sus ojos en él, nadie pone
atención en mí y eso me preocupa mucho.
¿Y
qué quiere que yo haga mi Comandante?
No
sé, busca la manera de que la gente ponga atención en mí y no en el Papa. Hoy
voy a ir en el papa-móvil junto con él por las calles y quiero que vea como mi
pueblo me aclama.
No
se preocupe, deje eso de mi cuenta.
Al día siguiente, cuando comienza a moverse la
caravana, la gente gritaba: "¡FIDEL, FIDEL, FIDEL...!" por todos los
sitios por los que pasaban.
Se va el Papa de Cuba y Fidel muy contento llama a Juan
para felicitarle por el trabajo tan bueno realizado y le pregunta: Estoy muy
sorprendido por tu trabajo, Juan, pero, ¿cómo lograste que la gente me pusiera
atención y gritaran FIDEL con tantas ganas?
Muy
sencillo, Comandante, yo iba detrás de ustedes con un cartel que decía: ¿QUIEN
QUERÉIS QUE SE VAYA? ¿EL PAPA O FIDEL?
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