Mariano
llevaba tres horas pescando en el río sin ningún resultado.
Llega
Rufino, el cartero del pueblo, al río, mete la mano en el agua y empieza a
sacar truchas una tras otra.
Pero bueno, ¿cómo puedes hacer eso, Rufino? ¿Tendrás
algún truco, no?
Arturo, lo único que has de hacer es meterle la mano
ahí mismo a tu mujer y después venir a pescar. Al meter la mano en el agua los
peces se sienten atraídos y…
Gracias, gracias…
Mariano
recoge los aparejos de pesca y vuelve antes de tiempo a casa para hacer la
prueba. Su mujer está limpiando los cristales, Arturo llega por detrás y le
mete mano por debajo de la falda en el lugar dicho. Su mujer dice: Ay, Rufino, ¡que juguetón estás hoy!
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