martes, 10 de febrero de 2015

INFIDELIDADES - 4

Una mujer, que estaba acostada con su amante, oyó que su marido abría la puerta de la calle.
¡Rápido! - dijo - ¡Ponte en ese rincón!
Le untó todo el cuerpo con crema hidratante y lo cubrió de polvos de talco.
¡No te muevas hasta que yo te avise! - dijo - ¡Simula que eres una estatua!
¿Qué es esto? - pregunto el marido al entrar en la habitación.
Es una estatua. - respondió ella - Los Pérez compraron una que me gustó mucho y yo me traje otra para nosotros.
Y, sin más palabras, se fueron a la cama.
De madrugada, el marido se levantó, fue a la cocina, abrió la nevera y regresó al dormitorio con un sandwich y una cerveza.
¡Toma! - le dijo a la "estatua" - Yo estuve así dos días en casa de los Pérez y nadie tuvo el detalle de ofrecerme nada.

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