lunes, 5 de junio de 2017

HAY QUE SOBREVIVIR

Mariano sale de compras y regresa con un gallo joven para las gallinas de su corral.
El gallo joven mira a su alrededor, camina hasta donde está el gallo viejo y le dice: Bueno viejo, llegó la hora de retirarte.
El gallo viejo: Vamos, no me digas que tú vas a poder con todas estas gallinas. ¡Mírame a mí! ¡Cómo me han dejado! ¿Por qué no me dejas aunque sea, aquellas dos gallinas viejas que están en el rincón?
¡Piérdete viejo! ¡Tú ya estás acabado! Ahora soy yo quien está a cargo.
Hagamos una cosa, jovencito. Vamos a echar una carrera alrededor de la finca. El que gane, se queda con el control absoluto del gallinero.
El gallo joven se echa a reír: Vamos viejo, tú sabes muy bien que vas a perder. Pero para no ser injusto, te voy a dejar que salgas primero.
El gallo viejo comienza a correr. A los 15 segundos, el gallo joven sale corriendo detrás de él. Dan una vuelta al portal de la casa, y el gallo joven, lo sigue muy de cerca. Ya está a sólo un metro detrás del gallo viejo, y cada vez se le acerca más.
Mientras tanto el granjero, sentado en su sitio de costumbre en el portal, ve a los dos gallos corriendo. Agarra la escopeta y -¡BOOM!- le dispara al gallo joven, y lo hace trizas.
Mariano tristemente sacude la cabeza y dice: ¡Pero qué suerte la mía! ¡El tercer gallo maricón que compro este mes!
Moraleja. No te metas con los viejos. La edad y la experiencia, siempre le ganan la partida a la juventud. ¡Las canas se respetan!

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