viernes, 5 de septiembre de 2014

EL FRAILE CARTUJO

Juan, que desea profesar como fraile cartujo, se presenta al Abad del monasterio. El abad le dice: Mira, tendrás que levantarte a las cinco de la mañana. Trabajamos en el campo unas doce horas diarias, y vamos a misa cuatro veces al día. Tendrás que hacer penitencia todas las mañanas, y pasar varias horas rezando y meditando. Solo hacemos dos comidas al día. No volverás a salir del convento durante tu vida, ni tendrás nunca más noticias de tus amigos ni familiares y tienes que hacer los votos de pobreza, castidad y obediencia. Además, la regla principal aquí es el silencio, de forma que sólo cada diez años se te permitirá decir dos palabras.
Juan acepta e ingresa como fraile.
Pasan diez años, y el abad: Tienes derecho a decir tus dos palabras.
Juan: Comida MALA.
Pasan otros diez años, y al cumplirse los veinte años del ingreso, el abad: Hoy se cumplen otros diez años de fraile, así que tienes derecho a decir tus dos palabras.
Juan: Cama Dura.
Transcurridos otros diez años, el abad: Hoy puedes decir tus dos palabras de la década.
Juan: Me largo.
El abad: ¡Ah cabrito! Esto ya lo veía yo venir. Desde que llegaste, no has hecho más que protestar.

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