martes, 30 de diciembre de 2014

LA SORDERA AUMENTA CON LA EDAD

Juan y Agustín, dos ancianos, hablan sobre el envejecimiento.
Comenta Juan: La peor parte se la llevan nuestras mujeres, y además ellas se niegan a admitir que envejecen y tratan siempre de esconder sus achaques. 
Tienes mucha razón, pero conozco un truco para hacerles ver sus discapacidades a través de un sencillo juego. Si quieres saber si tu mujer empieza a quedarse sorda, colócate a 10 metros de ella y hazle una pregunta, cuando veas que no te responde, acércate a 5 metros, después a 2 metros, y después a 1 metro. Y entonces no le quedará más remedio que aceptar que se está quedando sorda. 
Juan encuentra la idea muy buena y cuando vuelve a casa se coloca a 10 metros de su mujer y le pregunta con voz fuerte: Cariño, ¿qué hay de cena? 
Como no recibe respuesta, se acerca a 5 metros y de nuevo: Cariño, ¿qué hay de cena? 
Como tampoco recibe respuesta se acerca a 2 metros y le vuelve a preguntar: Cariño, ¿qué hay de cena? 
Sigue sin recibir respuesta.
Juan, contento por el funcionamiento del truco de su amigo Agustín, se aproxima a un metro y grita: Cariño, ¿qué hay de cena? 
Su mujer se gira y le dice, con cara de exasperación: Te lo digo por cuarta vez, pedazo de gilipollas, ¡sopa y croquetas!


No hay comentarios:

Publicar un comentario