martes, 15 de septiembre de 2015

VACANTE EN LA CIA

La CIA tenía una vacante para un puesto asesino. Estas vacantes, altamente clasificadas, son difíciles de conseguir porque hay muchas pruebas que superar hasta llegar a cubrirse.
Después de evaluar a muchos aspirantes las opciones se redujeron a dos hombres y una mujer para la única vacante disponible.
Llego el día de la prueba final para definir quien conseguiría el trabajo. Los agentes que administraban la prueba llevaron a uno de los hombres a una puerta grande de metal y le dieron un arma: Debemos confirmar que usted seguirá nuestras instrucciones no importa bajo qué circunstancias. Dentro de este sitio, Vd. encontrará a una persona sentada en una silla, tome el arma y mátela. 
El hombre con una mirada de asombro, al ver que era su esposa dijo: No puede estar Vd. hablando en serio. Yo nunca sería capaz de matar a mi propia esposa. 
Bien, entonces usted definitivamente no es la persona adecuada para este trabajo. 
Trajeron a la mujer a la misma puerta, le entregan el arma y le explican los mismos parámetros de la prueba: Debemos confirmar que usted seguirá nuestras instrucciones no importa bajo qué circunstancias. Dentro de este sitio, Vd. encontrará a una persona sentada en una silla, tome el arma y mátela. 
La mujer con una mirada de asombro tomó el arma y entró en el cuarto. Todo estuvo en silencio cerca de cinco minutos, entonces la puerta se abrió y la mujer salió del cuarto con lágrimas en sus ojos. La persona de la silla era su marido: Intente matar a mi marido, pero simplemente no pude apretar el gatillo. Supongo que no soy la persona adecuada para el puesto de trabajo. 
No, usted no tiene lo que se necesita para esto. Tome a su marido y váyanse a casa. 
Conducen a la misma puerta al hombre restante y le dan la misma arma: Debemos con­firmar que usted seguirá nuestras instrucciones no importa bajo qué circunstancias. Dentro de este sitio, Vd. encontrará a una persona sentada en una silla, tome el arma y mátela. 
El hombre tomo el arma y abrió la puerta. La persona que estaba sentada en la silla era su suegra. Antes incluso de que la puerta se cerrara completamente, los agentes oyeron al hombre descargar el arma completamente. El mismo infierno se apodero de aquel cuarto. Se oyeron gritos, desgarramientos, golpeteo en las paredes. Esto continuó por varios minutos y finalmente todo quedó en silencio. La puerta se abrió lentamente, y allí estaba parado el hombre. Se limpió el sudor de la frente y dijo: Coño, no me dijeron que el arma estaba cargada con balas de fogueo. Tuve que matarla a golpes con la silla.

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